¿Es necesaria la educación financiera para las familias y particulares?
En tiempos en los que la economía de un país parece ir bien, es frecuente que las personas, bien individualmente o en familia, tomen decisiones financieras basadas en las buenas perspectivas, en la confianza generalizada, en el crecimiento del empleo, el dinero en circulación, los bajos tipos de interés para los préstamos y la compra de vivienda.
Concretamente, muchas familias, animadas por el continuo incremento del valor de la vivienda, se lanzaron a comprar piso, adosado, chalet o finca con una creencia que, con el tiempo, resultó catastrófica: «El precio de la vivienda y de los inmuebles nunca baja». Los efectos de la burbuja inmobiliaria se dejaron sentir de forma dramática para muchas personas en el mundo. Ya conocemos los desahucios, las ejecuciones hipotecarias fruto de las «hipotecas basura«, concedidas a personas sin capacidad real de pago de la deuda. Hemos de recordar que la crisis produjo la pérdida de ingresos en familias enteras por despidos, reducciones de plantilla o reducciones en las nóminas y percepciones de los trabajadores. La economía inherente al sector inmobiliario implica a otros muchos sectores impulsados por pequeñas y grandes empresas, que también vieron como sus ingresos se redujeron.
¿Que hicieron los Bancos y demás Entidades Financieras en la época de continua demanda?
- Impulsaron una valoración en tasación de la vivienda mas alta, «descontando» ya el recorrido al alza por la revalorización prevista. De esta forma, legalmente, se pudieron conceder hipotecas más altas, que cubrían tanto el valor de la vivienda como los gastos de compraventa (gastos apertura del préstamo, notaria, registro, impuestos), la compra de mobiliario nuevo y hasta un coche.
- Concedieron préstamos personales e hipotecarios con cuotas de amortización más bajas, ampliando el plazo de devolución. Aún así las cuotas podían representar más del 40 0 45% de los ingresos netos de la unidad familiar, lo que está muy por encima de los porcentajes que un «buen manual de concesión de prestamos» recomendaba (un 35% aproximadamente)
- Con la concesión de la hipoteca, incrementaron su margen comercial por la vinculación obligada de seguros de amortización, seguros del hogar, seguros de accidentes, tarjetas de débito, tarjetas de crédito, tarjetas tipo «revolving» , de pago aplazado, seguro del coche y aportaciones periódicas a planes de pensiones.
¿Que hicieron una buena parte de los clientes, contentos de poder acceder al sueño de su vida?
- Firmar todo lo que se les ponía por delante, sin conocer exactamente las obligaciones que contraían, no leer la letra pequeña de las minutas de hipoteca, como la cláusula suelo, la vinculación exigida para mantener determinadas condiciones del préstamo, revisiones de los tipos de interés, mantenimiento de productos como seguros, tarjetas y demás.
¿Alguien de las parte implicadas les puso a los clientes una pistola para obligarles a firmar todos los productos de financiación, medios de pago, seguros o planes de pensiones?
La respuesta es NO. ¿Que faltó entonces? Faltó información de los Bancos y Entidades Financieras hacia sus clientes. Faltaron conocimientos de los clientes respecto a sus derechos y obligaciones financieras. Faltó educación en finanzas personales de forma fácil y sencilla.
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